Podemos protegernos de la brujería? el Judaísmo Liberal responde


Escribo este artículo luego de haber escuchado a lo largo de mi rabinato, cientos de casos en los que las personas han sufrido ataques a través de brujerías; incluso en mi familia, algunos han sido víctimas de brujerías y maldiciones que buscaban matarles, pero Dios fue misericordioso y les rescató de esas acciones maléficas. También he visto cómo en muchos cementerios, algunas personas muy malintencionadas, entierran fotografías y hojitas con algún conjuro invocando que la persona que aparece en esa fotografía muera, viva enferma, pobre o solitaria, o permanezca aferrada a alguna pareja en especial.  

Exploré diversas fuentes judías, en donde los rabinos y moraím simplemente se centran en limitar el tema hacia la prohibición que la Torá impone acerca de practicar la brujería. Para quienes pertenecemos a Am Israel, está claro que un judío no deberá jamás recurrir a las invocaciones espiritistas ni recurrir a brujerías ni hechizos (Vayikrá/Levítico 19,26 y 31; Vayikrá/Levítico 20,6; D’varím /Deuteronomio 18,10-12), así que no tiene sentido hablar de que ya todas y todos sabemos.

Pero casi nadie ha dado una respuesta a los judíos interesados en saber cómo proceder cuando detectan que son víctimas de hechizos, maldiciones y brujerías. Muchos rabinos y moraím descartan de entrada el tema con argumentos halájicos contundentes, pero no determinantes; por eso la gente sigue investigando y preguntando. Así que en este artículo intentaremos responder hasta donde nos sea posible, a este interesante interrogante.

… Pero de que Vuelan, Vuelan!

Algunos sectores seculares del Judaísmo consideran que la brujería es sólo una manifestación humana y simbólica de sentimientos, razón por la cual el tema no debería tener mayor trascendencia.

Sin embargo, son muchos los rabinos y los kabalistas, que confirman que justamente la Torá prohíbe esta práctica porque las fuerzas que se manipulan a través de la brujería, las maldiciones y los hechizos, son tan fuertes que, efectivamente, pueden hacer mucho daño a las personas. De no ser así, HaShem no se hubiera tomado tantas molestias presionando a Bilám Ben-Beor (considerado por la Kabaláh “el maestro de todos los hechiceros”; cf. Zohar III, 192a) para que bendijera a los israelitas en lugar de maldecirlos (Bamidbár/Números capítulo 23).

Esto confirma el dicho que tiene el rabino ortodoxo Amram Anidjar: “no creas en brujas; pero de que vuelan, vuelan!”. Partamos de este principio: nos guste o no, el Mal sí existe. Pero contrario a otras creencias, en el Judaísmo sabemos que el Mal no viene de fuera, sino que tiene su origen mismo en el ser humano, en la postura negativa que las personas toman con fundamento en su libre albedrío.

Qué es brujería, según la Ley Judía? “la palabra hebrea para referirse a esta práctica es keshafím, vocablo que tiene connotaciones de debilitar. Entonces, qué es lo primero que busca la brujería? Rabí Iojanan explicó: “Keshafím es el acróstico del efecto que ella causa: debilitan las huestes de los ángeles celestiales” (Sanhedrín 57b). Cómo es esto posible?

El rabino David Ben Israel, en su artículo “Brujerías y Magia” publicado en el portal Judaísmo Virtual, explica que existen ángeles que se responsabilizan por cada uno de los elementos que hay en el mundo. Nuestros Sabios de antaño dicen: "Para cada una de las hierbas hay un ángel encargado, el cual le da la orden de crecer".

Y puesto que uno de los efectos de toda brujería es modificar el orden natural, ésta en consecuencia altera el trabajo de los ángeles, causando así su debilitamiento. Entonces, un ángel custodio debilitado, es un ser humano sin escudos de defensa y que queda vulnerable a cualquier ataque de bajo nivel del Mundo Espiritual.

Te Atacaron con Brujería? También Eso es la Voluntad de Dios!

El rabino jasídico Shalom Arush, en su libro “En el Jardín de la Fe”, nos enseña que cuando pasamos rachas en las que sentimos que nos cayeron todas las 10 Plagas de Egipto a la vez, incluso ahí está la Voluntad Divina, y que es nuestra tarea reflexionar y descubrir por qué se causó esa situación, en qué fallamos, volver nuestro corazón a Dios, y tomar los correctivos necesarios para resolver esa situación. Hay situaciones que humanamente hablando no las podemos resolver, e incluso ahí en esas tragedias debemos confesar con humildad que TODO LO PERMITE DIOS PARA NUESTRO BIEN. Ese es el gran desafío de todo creyente en el Dios de la Vida: confiar plenamente en Dios, aún en medio de los más terribles momentos.

Cómo podríamos entender la situación cuando nos atacan con brujería? Es eso también parte de la Voluntad de Dios? La respuesta te puede desanimar mucho. SÍ!! Porque está escrito: “No hay más fuera del Él” (D’varim/Deuteronomio 4,35), tanto que Rabí Janina agregó: “incluso, las cuestiones de brujerías”. Él mismo tuvo que lidiar con una mujer que pretendía tomar polvo de debajo de su cama para hacerle un hechizo y matarlo. Rabí Janina, recordando que, a pesar de la maldad humana, todo lo permite Dios para nuestro bien, la desafió y le dijo: “Si te resulta, hazlo! Pero has de saber que está escrito: 'No hay nada fuera de Él'. Por lo tanto, si el Creador está conforme conmigo, no podrás dañarme; y si de todos modos pudieres, es algo que proviene del Todopoderoso y lo aceptaré”.

Por qué Dios permite que personas llenas de odio nos ataquen con brujerías? Varias pueden ser las respuestas. Siguiendo las enseñanzas de nuestros Sabios de antaño, puede ser que se nos esté sometiendo a un correctivo por causa de que hemos hablado mal de otras personas (debido a que toda brujería surte efecto por el mérito de la palabra hablada, es en nuestras palabras donde debemos realizar el Tikún, la reparación de nuestra conducta en ese aspecto: dejando de hablar mal de los demás, dejando de decir groserías, dejando de mentir, etc.). Recordemos el caso de Yov/Job: era un hombre justo, pero Dios permitió que el Satán le amargara la vida para poner a prueba su fe; al final Yov tuvo que reconocer que había un par de cosas en su vida que no andaban bien y que tenía que corregirlas, y cuando cumplió con el tikún, Dios lo restauró devolviéndole todo lo que había perdido, y lo bendijo aún mucho más.

También puede ser que nos hemos apartado de Dios de tal manera que hemos desplazado al Padre Celestial de nuestras vidas y puesto toda nuestra confianza en nuestros proyectos, en nuestros propios esfuerzos y en las cosas materiales. Debido a que la brujería es en sí misma avodá zará (idolatría), estamos siendo atacados con una idolatría por causa de nuestra propia idolatría. Allí es donde hay que hacer el correctivo y volver con corazón sincero a Dios (teshuvá).

El rabino David Ben Israel agrega lo siguiente:

“… no acontece porque los hechiceros y brujos cuentan con poder propio para alterar la creación, sino que se trata de un decreto formulado por el Todopoderoso, quien ordenó otorgar fuerza a las brujerías luego del pecado de Adam, el primer hombre. Se debió a que éste [Adám] fortaleció con su falta, la fuerza de la impureza, llamada "Sitrá Ajará" entremezclando el bien con el mal. A través de ello, provocó que la mentada "Sitrá Ajará" tenga poder en el mundo, hecho que implicó, que las brujerías, que son espíritus de la impureza, dispongan de dominio y control sobre las cuestiones materiales”.

Quiero recomendarte que estudies el libro Satán escrito por el kabalista Yehudá Berg, y te sorprenderás cómo muchas veces, tú y yo somos los verdaderos culpables de los males que nos atormentan, pero al mismo tiempo descubrirás cómo Dios ha establecido que la solución esté en nuestras manos.

Cómo Saber si Me Atacaron con Brujería?


Como toda enfermedad física, es importante detectar los síntomas, lo mismo en las enfermedades espirituales. Muchos rabinos no comparten la idea de ayudar a la gente a identificar cuándo alguien está siendo atacado con brujerías, maldiciones o hechizos… pero en el tiempo actual es tan necesario que las personas sepan qué está pasando, por qué y cómo sucede, para luego resolverlo.

Hay casos de casos. No le podemos achacar a una brujería todas las cosas malas que nos suceden, pero hay casos excepcionales en los que, en definitiva, deberíamos replantear lo que ocurre y determinar si hay algo más oscuro. Siguiendo patrones generales y mi propia experiencia, veamos cómo saber si se trata de un caso de brujería, hechizo o maldición:

* Cuando ocurren sucesos trágicos extraordinarios en el entorno personal o familiar. Por ejemplo, muertes accidentales e inesperadas, muerte súbita de bebés, o un incendio de la vivienda o del lugar de trabajo; deterioro repentino de la salud sin que haya una explicación médica, repentinos episodios de depresión, repentino cierre del círculo social (ruptura repentina e inexplicable de una amistad, un noviazgo un matrimonio, o que nadie se fije en uno por un largo periodo de tiempo) hasta quedar completamente aislado de los demás.

*  Cuando una jamsa se parte o el hilo rojo se rompe. Aunque los kabalistas consideran que el hilo rojo se rompe cuando éste ha cumplido su ciclo vital, no es normal que éste se rompa antes de un año.

* Cuando la persona atacada comienza a adquirir de repente extraños comportamientos que no son parte de su real personalidad; por ejemplo: salir a caminar sin rumbo fijo, descuido repentino de hábitos personales y tareas cotidianas (que nada tienen que ver con la amnesia cerebral), sonambulismo, etc.

* Cuando en casa, se deterioran o se rompen repentinamente objetos recién adquiridos o en perfecto estado, sin que exista una causa racional para que esto ocurra.

Cómo me Puedo Proteger de Una Brujería?


Aquí está la buena noticia. No estamos negando la fuerza que las brujerías tienen… pero en ningún momento hemos dicho que la brujería sea poderosa. Es más: ninguna brujería puede estar por encima del Poder de Dios. Y toda brujería, sea la que sea, se puede repeler y evitar su ataque, o destruirla si ya estamos sufriendo por ello.

No estamos diciendo que sea inevitable ser atacados con brujería… esto lo podemos evitar si actuamos a tiempo y mantenemos siempre una vida recta y digna delante de Dios y de la Humanidad. No tenemos por qué esperar a que nos pasen cosas malas para vivir una verdadera vida en Dios. Todo esto se puede evitar si obramos correctamente en todos los aspectos de nuestra vida.

No podemos confrontar hoy día a los hechiceros y exigirles en el nombre de Dios que deshagan sus maleficios, como lo hacían nuestros jajamím de antaño. Sencillamente no lo harán porque ganan buen dinero por lo que hacen, son leales adoradores de Mammón (el dinero) y preferirían mil veces morir antes que retractarse. Por lo tanto, hay que cambiar de estrategia.

La Torá te da a ti tres segulót (protecciones, seguridades). Estas segulót aplican no sólo para judíos en general, sino que también son efectivas a favor de cristianos y musulmanes, por lo que cualquier Hij@ de Abraham puede hacer uso de ellas. Recítalas, memorízalas, interiorízalas, y verás cómo la tranquilidad volverá a tu corazón, porque tienes a un Dios amoroso que es tu Padre, y como buen Padre, te protegerá.

La primera segulá (protección, seguridad) está escrita en Bereshit/Génesis 12,3. Dios juró lo siguiente: “bendeciré al que te bendiga, y maldeciré al que te maldiga”. La segunda segulá está en Bamidbár/Números 23,23, declarada por el propio Bilám: “ningún hechizo contra Israel sirve, ninguna brujería contra Jacob surte efecto”. Y la tercera segulá está en Bamidbár/Números 24,9: “Israel se agachó y se recostó como un león y como una leona, quién se animará a sacudirlo para despertarlo? Bendito sea el que te bendice, y maldito sea el que te maldice”.

Estas tres segulót son extremadamente poderosas y previenen de entrada cualquier ataque de brujería; y advierten con severidad al hechicero que se atreva a invocar sortilegio alguno contra ti, y a la persona que le pague al brujo para que haga el “trabajo” o “amarre” contra ti: a menos que así lo haya decretado Dios para corregir tu vida, si te tocan lo pagarán muy caro, porque sobre ti está la protección del Soberano del Universo; quien te ataca, ataca directamente al Santo Bendito Sea… y no conviene que ningún ser humano entre en guerra contra el Hacedor del Universo!

Cómo sabemos que esto es así? Aquellos que hacen hechicería y otras prácticas malvadas (esto incluye a aquellos que le pagan a un brujo para que éste haga algún “trabajo” o “amarre” contra alguna persona), buscan corromper los caminos de la vida, y por eso se les paga “medida por medida” (Nedarím 32a), con la oportunidad de hundirse más profundamente en los malos caminos si no se arrepienten de sus malas acciones (Likutey Halajot VIII, p. 255a-255b). Es decir, todo aquel que haga una brujería o mande a hacerla, estará condenado a llevar una vida de ruina tras ruina, en virtud del principio universal de Correspondencia (recibimos de lo que damos).

Si quieres, puedes escribir estas segulót o imprimirlas en una hoja pequeña, y poner la hojita en tu pizarra de trabajo en tu oficina, detrás de la puerta de tu casa o habitación, o debajo del vidrio del escritorio; o guardarlas como una imagen en tu teléfono móvil y llevarla siempre. Esto te traerá mucha paz y tranquilidad.

Pero lo más importante de estas tres segulót, y esto es lo que realmente vale: que tú creas que así es y así será. Que te convenzas de que Dios, en Su Santa Voluntad, te protegerá y no permitirá que nada realmente maléfico te lastime

Otra segulá efectiva está en el Salmo 121,4: “hiné lo yanúm v’lo ishán Shomer Israel” (mira que no dormita ni duerme el Guardián de Israel). Si tienes la firme convicción de que Dios te cuida siempre, entonces no hay razón para angustiarte; que te hagan todas las brujerías que quieran, ninguna te tocará, porque Dios es tu escudo. La brujería rebotará volviendo a quien la invocó.

Una segulá más, y que igual de efectiva, está citada en el Talmud:

“Rabi Yojanán solía ir y sentarse en las puertas del baño ritual [al que acudían las mujeres para purificarse]. Él [justificaba su proceder y] decía: Al subir las hijas de Israel para venir al baño ritual, me mirarán y tendrán hijos tan lindos como yo. Le preguntaron los sabios: ¿Acaso no tienes miedo del Mal de Ojo? Les respondió: Yo soy descendiente de Yosef, sobre quien no gobernaba el Mal de Ojo [...] El ojo [de Yosef] que no quiso comer de lo que no era suyo, el Mal de Ojo no lo puede dominar” (Berajót 20a – 20b).

Esta segulá hace referencia al acto valiente de Yosef Ben-Ya’akov, quien estuvo a punto de caer en el acoso sexual que le hizo la esposa de Potifar, pero que al negarse a tiempo a tener sexo con ella le causó dos años de prisión. El resto de la historia ya lo sabemos: al final, Dios sacó a Yosef de la cárcel y lo convirtió en el gobernante más poderoso de Egipto después del Faraón.

El secreto de esta segulá está en proteger nuestras miradas. No sólo tiene que ver con evitar involucrarnos amorosamente con quien no debemos, sino que también debemos evitar cualquier situación que, aparentemente, es inofensiva y hasta “la pasemos bien”, pero que sin duda son situaciones que podrán causarnos muchos problemas y tragedias. Comportarnos así nos convierte en B’nei Yosef (hijas e hijos de Yosef).

El uso del hilo rojo y de la jamsa también son segulót que pueden ayudar a proteger a las personas de las brujerías. Muchos rabinos y moraím racionalistas o fundamentalistas rechazan estas segulót, y las satanizan tachándolas de supersticiones paganas que nada tienen que ver con la santidad del Pueblo Judío. Pues nada más ajeno a la realidad que semejantes e irresponsables descalificativos contra la ancestral sabiduría de nuestros jajamím! Todo lo que ayude a que la persona judía se acerque más al Santo Bendito Sea, y le brinde tranquilidad en su corazón, es válido siempre y cuando no se olvide que de Dios vienen el bien y el mal, la riqueza o la escasez, la vida o la muerte (D’varím/Deuteronomio 30,19). Te recomiendo estudiar el Libro del Hilo Rojo del kabalista Yehudá Berg, para comprender cómo funciona realmente esta tecnología espiritual y cómo te protege de esta clase de ataques espirituales.

Qué Puedo Hacer si Sospecho (o Sé) que me Hicieron Brujería?

El rabino David Ben Israel señala que todas las cosas que se llevaron a cabo usando las fuerzas de la impureza, es decir, toda invocación que se hizo: a. Profanando el Santo Nombre de Dios o invocando espíritus o fuerzas de la naturaleza (hay gente tan desvergonzada, que invoca el Santo Nombre de Dios para “amarrar” o “retener” a alguien, o para pedir que a esa persona le vaya mal en algún aspecto de su vida; esto es blasfemia, es profanar el Santo Nombre de Dios; cf. Sh’mót/Éxodo 20,7), y b. Con la intención deliberada de causarle cualquier clase de daño a una persona, se deben revisar mediante la prueba del agua.

El motivo es que, según nuestros Sabios de antaño, toda brujería, hechizo y sortilegio provienen de un ángel malvado llamado Samae’l, cuyo nombre tiene el mismo valor numérico que tzamé, que significa “sediento”. Así que la relación expuesta (brujerías - sediento) tiene sentido cuando leemos Ishayahu/Isaías 55, 1: “Apróntese todo sediento, y vaya al agua”. Es decir, todo lo que se hizo mediante las fuerzas del “sediento”, se revisa con las aguas, pues las aguas pueden desplazar tales maleficios.


Aquí es donde tiene sentido la inmersión ritual purificadora (Tevilá), y el diario lavado ritual de manos (Netilat Yadaím).

En el Judaísmo Liberal e Independiente, y valorando una antigua tradición entre los B’nei Anusím (descendientes de los sefardíes obligados a bautizarse), todos los baños rituales con yerbas que se efectúen invocando el Santo Nombre del Dios de Abraham, Yitzjak y Ya’akov, pidiendo Su misericordia y que por el mérito de ese baño ritual sean destruidas todas las brujerías, hechizos y sortilegios, son halájicamente válidos.

El Majzór de Yom Kipúr, en la Amidá del servicio matutino, dice: “teshuvá u’tefilá u’tzedaká, maavirín es roa ha’gezeirá” (teshuvá, tefilá y tzedaká anulan cualquier decreto malo). Así pues, aquí tienes otra segulá efectiva contra cualquier brujería, maldición y hechizo: corregir ante Dios lo que hayamos hecho mal y retornar a Él, rezar mucho y hacer obras de caridad.

Rezar porque quienes nos atacan con brujerías se arrepientan de su conducta y vuelvan a Dios, y nunca pedir que ellos mueran, es muy efectivo, por esta razón: quien nos ataca con brujería lo hace porque está lleno de odio; mientras que si le pedimos a Dios que destruya sus propósitos, se arrepienta y vuelva a Su Presencia, entonces no estaremos cayendo en la peligrosa trampa de combatir el fuego con fuego, sino que antes bien, estaremos devolviendo bien por mal.

En la Amidá del Judaísmo Liberal, en la Birkat HaMiním (la parte en la que rezamos por nuestros enemigos), nunca pedimos a Dios la muerte de quienes nos hacen daño, sino que por el contrario, rezamos de la siguiente manera:

“Que jamás prosperen las intenciones de los calumniadores, que perezcan instantáneamente los proyectos de los malvados y de desvanezcan enseguida. Desarraiga, destripa, destroza y subyuga pronto, aún en nuestros días, las malas intenciones de los presuntuosos. Quebranta sus corazones, muévelos a arrepentimiento y sálvalos. Bendito seas, oh Señor, quien no se complace en la muerte del pecador, sino en su arrepentimiento y que viva”.

Conclusión

El Mal existe, nos guste o no. Cómo nos afecta ese Mal, eso depende de cómo nos estemos conduciendo delante de Dios Bendito. No hay razón para que le tengamos miedo a las brujerías, y mucho menos a quienes las ejecutan; pero sí tenemos que llevar nuestras vidas de tal manera que las correcciones (tikuním) que Dios nos permita hacer de nuestros errores, sean leves, para que no se nos tenga que someter a decretos severos, y más bien podamos siempre estar bendiciendo a Dios por todas las maravillas que nos concede diariamente.

Comportémonos dignamente ante Dios y vivamos siempre por el bienestar de los demás, y veremos cómo ninguna brujería, hechizo o maldición podrá tocarnos… a menos que Dios lo haya dispuesto así para que corrijamos lo que esté mal en nuestras vidas y luego sigamos caminando en Su Presencia, con fe y certeza de que todo lo que Él hace, es para nuestro bien.  

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