La xenofobia y el racismo en el Judaísmo Liberal: impensable e inaceptable!

Junio 2017. Encuentro de las diversas etnias, movimientos sociales y pueblos nativos de Colombia, en el lanzamiento de la Directiva de Protección a los Defensores de Derechos Humanos, en la sede de la Procuraduría General de la Nación. El Manhíg de Shéguel, abajo al centro de la foto. 

Israel Rocha, en su libro Judaísmo Progresista o Liberal, cita al rabino británico John Rayner en los siguientes términos:

Para el judaísmo ortodoxo es una blasfemia afirmar que el texto bíblico no es la palabra exacta de Dios. Para el judaísmo liberal es igualmente blasfemo atribuir a un Dios bueno y compasivo palabras violentas, expresiones de un carácter humano vengativo[1].

Al optar por la defensa activa y radical de los Derechos Humanos, el pensamiento judío liberal e independiente desafía al resto de la judeidad mundial a no atribuirle a Dios actitudes y expresiones negativas propias del ser humano; y si queremos ser mucho más desafiantes, se propone que seamos sincer@s y le digamos la verdad al mundo, y que erradiquemos del léxico judío la palabra “goy” para referirse a los no-judíos.

Es Correcto Llamar “Goy” a un No-Judío?

Para los poco entendidos en gramática hebrea, palabra hebrea goy (en plural goyím) se utiliza en la Torá más de 500 veces con el fin de referirse a las naciones ajenas a Israel. Su traducción más común es "nación", "pueblo". La traducción griega utilizada en la Septuaginta para referirse a los no-judíos fue la palabra étnos, que significa lo mismo.

Pero lo que no le explican a las personas, lo que muchos no quieren que ni siquiera los mismos judíos sepan, es que la palabra hebrea goy tiene en el léxico extra-bíblico una connotación despreciativa, racista, xenofóbica.

He seguido muy de cerca las redes sociales, los blogs y foros judíos en Internet, y ninguna autoridad rabínica ha tenido el coraje necesario para admitir públicamente y con la suficiente humildad que el vocablo goy viene también de la raíz hebrea gevág, que significa "soberbia, arrogancia", pues el imaginario colectivo de la época bíblica consideraba que todos los no-judíos eran pueblos rebeldes, soberbios y malvados por no rezar como Am Israel ni creer en lo mismo que los judíos de la época.

Goy, por tanto, era y aún sigue siendo usado en muchos círculos judíos (sobre todo en movimientos xenófobos como Tag Mehir y sectores simpatizantes de su causa que llenan los foros, blogs y redes sociales con insultos, maldiciones, descalificativos y amenazas) para señalar de "idólatras" y “paganos” a los no-judíos, y por tanto señalar a sus tradiciones religiosas como brujerías y demoniacas. Yo mismo puedo constatarlo por los testimonios de algunos estudiantes de Torá, en los que me han expresado en persona, por ejemplo, cómo se refieren a los cristianos, a quienes no dudan en llamarlos de frente y con arrogancia “idólatras”.

En el dialecto ídish la expresión goishe empezó a usarse aún más despreciativamente, de tal manera que hoy día goy viene a significar un grave insulto: perro. Por tanto, cuando un judío llama a un no-judío goy, le está llamando literalmente “animal”, “no-humano” (y no pocos extremistas enfatizan y subrayan la traducción a la lengua vernácula del vocablo goy) negando de entrada su dignidad integral como b’ztélem Elohim (imagen y semejanza de Dios).

Esta conducta debería ser explícita y sistemáticamente condenada y censurada valientemente por todos los rabinos de todas las corrientes de observancia, ya que lo que es preocupante no es la conducta hostil de, quienes haciendo alarde de ser judíos, insultan y maldicen a todo el que no reza ni cree lo mismo que ellos, sino el silencio impune y a veces la aprobación de algunos rabinos a esta conducta condenable a la luz de la misma Ley Judía[2].

Lo que estoy diciendo no es fantasía, somos demasiado contados los judíos que le decimos al mundo la verdad, de frente y aunque duela, aunque ello signifique que se nos declare objetivos militares por nuestros propios correligionarios y se nos señale públicamente de “falsos judíos”, como una cortina de humo psicológica para minimizar o anular el debate planteado. Después de todo, quien se queda sin argumentos suele recurrir a la violencia para compensar su frustración.

Haré la siguiente pregunta a mis correligionari@s: si todo esto es falso, si la palabra goy no es tan ofensiva como muchos suelen explicar, entonces por qué razón un judío se ofende con extrema furia cuando otro judío le llama goy, como una forma de reclamarle su supuesta falta de lealtad a la Torá?[3] Si el término no es realmente un insulto, sencillamente no debería existir ninguna justificación para enojarse!

En mi libro "Del Macroecumenismo a la Cooperación Interreligiosa", explico que debido a que la palabra goy está, hoy por hoy, demasiado viciada por las razones que he expuesto, es imposible seguirla usando para referirnos a los no-judíos, y que por el contrario, esta palabra agrava aún más la xenofobia y el racismo presente en los círculos extremistas del judaísmo. En este asunto no hay puntos medios: sencillamente la palabra goy debe desaparecer del lenguaje judío.

Hoy día no está permitido tratar mal, ni de palabra ni de obra, a ningún ser humano; está prohibido discriminarlo por diferencias de raza, de nacionalidad, de clase social o de religión. Todos los seres humanos somos una sola y única familia creada por el Padre Celestial (Malaquías 2,10).

Que jamás se vuelva a escucharse de labios de un judío tan aberrante insulto contra alguien que no pertenece a Am Israel!

Casos Bíblicos de Amor entre Judíos y No-Judíos

* José hijo de Jacob, cuando fue nombrado Virrey por el Faraón, se casó con Asenet, hija de Potifar, quien era sacerdote de Amón-Ra, adorado en On (el nombre antiguo de Heliópolis), y con ella tuvo dos hijos: Efraím y Menashé, cuyos descendientes entraron a ser parte de las 12 Tribus de Israel. Asenet no era israelita ni adoraba al Dios de José, pero se amaron profundamente.

* Moshé Rabenu se casó dos veces. Su primer matrimonio fue con Tzípora, oriunda de Midián[4]. Su segundo matrimonio fue con una afro-descendiente oriunda de Etiopía y de la cual la Torá no menciona su nombre; este segundo matrimonio causó sentimientos racistas entre los hermanos de Moisés y algunos israelitas (Bamidbár/Números 12,1).

* Un matrimonio que comenzó mal, pero que terminó bendecido por Dios. David y Betsabé, los papás de Sh’lomo haMélej (el rey Salomón). Betsabé no era israelita, era hitita y en ninguna parte del Tanák dice que ella abrazó la fe de su esposo David. De aquí se puede tumbar perfectamente el argumento ortodoxo de que sólo se valida la nacionalidad judía por linaje materno; pues si eso es cierto, entonces el rey Salomón no puede ser considerado halájicamente judío, porque su mamá no lo fue.

* Del mismo rey Salomón, la Tradición cuenta que él se casó con la Reina de Saba (una etiope), y ese es el origen de la etnia Falasha que hace parte del Pueblo Judío.

Qué Enseña Realmente el Judaísmo Acerca de los No-Judíos?

Tanto el Tanák como el Talmud enseñan cómo debemos considerar y tratar a los no-judíos: son hijas e hijos de Dios, son nuestras hermanas y hermanos porque fuimos creados todos por el mismo Padre Celestial; por lo tanto, les debemos el mismo trato y respeto que le debemos a un correligionario.

Esta enseñanza es aberrante, diabólica y perversa para aquellos que defienden y predican el judeofascismo. Así que, para desarmar semejantes predicaciones que se difunden en nombre de HaShem, de la Torá y de Am Israel, veamos qué dice exactamente la Ley Judía:

“No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque fuiste extranjero en su tierra” (D’varím/Deuteronomio 23,7).

“El extranjero que resida con vosotros os será como uno nacido entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto; yo soy El Seño vuestro Dios” (Sh’mot/Éxodo 19,34).

“Al extranjero no maltratarás ni oprimirás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (Sh’mot/Éxodo 22,21).

El Rey Salomón dijo: “Te imploraré también para el extranjero que no es parte del Pueblo de Israel, el cual vendría de lejos para honrar tu Nombre y vendrá a rezar en esta casa, Tú le escucharás desde el Cielo, Tu augusta residencia” (1ª. Reyes 8,41-43).

“Los Justos de todas las Naciones tienen una parte en el Mundo Venidero” (Tosefta, Sanedrin 13).

El Midrash enseña: “todo ser humano, gentil o judío, hombre o mujer, esclavo o sirviente, puede acoger la Presencia Divina según sus actos” (Tana Debei, Eliyahu Rabba 9).

“El Gentil que estudia Torá, es el igual del Sumo Sacerdote” (Baba Kama 38a.)

“Existen razones suficientes para dudar de las credenciales de judío de una persona cruel” (Isuéj Biá 19:17). Quién es cruel? Aquel que trata a los no-judíos con desprecio, porque eso mismo hará con los mismos judíos.

En conclusión, está prohibido que un judío tenga palabras, sentimientos, acciones y gestos racistas, discriminatorios y xenófobos. Un judío que obre con desprecio hacia los no-judíos, sencillamente está transgrediendo la Torá.




[1]  ROCHA, Israel. Op. Cit., p. 9.

[2]  Todo aquel que usa sus palabras para ofender a cualquier persona, comete el pecado de LASHÓN HARÁ, conducta que en sí misma constituye un acto de crueldad; y en ese orden de ideas hay que recordar la advertencia de Rambám: “hay razones suficientes para desconfiar de las credenciales de judío de una persona cruel” Isurej Biá 19:17.

La Torá nos advierte además nuestra obligación de judíos de no estar promoviendo conflictos de ningún tipo: "No te dejarás arrastrar al mal por la muchedumbre; en el juicio no respondas porque así responden otros, siguiendo a la mayoría, falseando la justicia (Éxodo 23,2). "No te vengarás de nadie ni guardarás rencor contra nadie" (Levítico 19, 18).  "No oprimirás a tu prójimo" (Levítico 19,13). "No serás de corazón mezquino" (Deuteronomio 15,10). "No andarás difamando en medio de tu pueblo" (Levítico 19,16).

Rabí Haim haLevy Donin explica en su libro El Ser Judío que un difamador es todo aquel que calumnia, difama, ofende, insulta y agrede verbalmente o por escrito. Todo esto la Halajá lo cuenta como LASHÓN HARÁ (por desgracia un pecado que ha terminado siendo justificado, legitimado y sacralizado en medio de nuestra gente, creyendo que agrediendo a otros se está cumpliendo la Torá). La Halajá, según este mismo rabino, dice que quien obra así es llamado MOTZÍ SHEM RA, que es lo más bajo de lo más bajo, como un "leproso moral".

El Talmud en nombre de Hilel HaZakén dice: "Eso que es malo para ti, no se lo hagas a tu amigo: Esto es toda la Torá, el resto es comentario, ve ahora y apréndelo" (Shabat 31a). Y por su parte la Mishná sentencia: "Así como Él es bondadoso, debes serlo tú también; así como Él es misericordioso, así también debes serlo tú. así como Él es pleno de benevolencia y verdad, también tú" (Shabat 133:4).
Rabí Yoshua, un antiguo erudito de la Torá, es frecuentemente citado por estas palabras: "el ojo perverso, la inclinación perversa y el odio a la Humanidad colocan a un hombre fuera de este mundo". Está prohibido que un judío cometa cualquier clase de discriminación.

Samuel David Luzzatto en su libro "Las Bases de la Torá" dice que todos los judíos debemos ser HUMANITARIOS Y AMAR A NUESTROS SEMEJANTES - es decir, amara a todo el mundo sin distinción alguna.

Miremos entonces si no hay suficientes razones para renunciar a toda palabra o conducta deplorable que un judío comete contra otra persona, sea ésta o no judía, y para advertir severamente contra este grave pecado que tanto se ha extendido en medio de nuestros correligionarios que creen que, insultando, maltratando o agrediendo a las personas, están cumpliendo mitzvót.

[3]  Debido a que hay una amplia cantidad de sitios en Internet que citan apartes del Talmud que demostrarían que hay enseñanzas racistas, tales como la hoja 114 del tratado Baba Metz’ia, que supuestamente dice: “vosotros israelitas sois llamados b'nei Adám (seres humanos), mientras que los goyím no han de llamarse b'nei Adam, sino bestias”.

Yo mismo me di a la tarea de revisar cuidadosamente ese tratado, y éste realmente trata de normas acerca de deudas y préstamos, en ningún renglón encontré esta afirmación (no se angustien! Yo también creí, como miles de personas, que ciertos apartes racistas del Talmud existían porque antes, en América Latina, no teníamos acceso total a la literatura rabínica en nuestro idioma vernáculo; pero los recientes avances de Internet nos han permitido acceder a herramientas talmúdicas y consultarlas directamente sin intermediarios de ningún rabino o moré).

Esta evidencia, sin embargo, no quiere decir que no haya enseñanzas racistas en el Talmud, ni tampoco nos exime a los judíos del trato discriminatorio que hemos dado a los no-judíos con nuestro lenguaje. Para demostrarlo, veamos en el Talmud de Babilonia, en la hoja 59 del tratado Sanedrín, se dice en nombre de Rabí Yohanan: "un pagano [no-judío] que estudia la Torá debe morir”. El texto original del Talmud en arameo usa la expresión ovedéi (que viene del hebreo bíblico avéd, esclavo, y que en hebreo moderno significa “empleado, trabajador”), pero los amoraím (los rabinos que tradujeron el Talmud babilónico del arameo al hebreo) señalan claramente qué debe entenderse como ovedéi en hebreo: goy.

[4]  Lo que hoy es el noroeste del Reino de Arabia Saudí, la región conocida antiguamente como Parán, cerca a Mecca, donde según la tradición árabe, Adám construyó Ka’aba, el primer templo al Dios Único e Invisible, que luego Avraham Avinu restauró y que hoy día todos los musulmanes del mundo deben visitar, al menos, una vez en la vida. Véase ABU KHALIL, Shawqui. Atlas of the Prophet's biography. Riyadh: Darussalam 2003, p. 33.

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